Por El Editor
Y hola rutina.
¿Qué más se puede decir, mis queridos lectores? Hay que aceptarlo de una vez, antes de que nos atrape por sorpresa y quedemos en ese letárgico y molesto shock del que es capturado sin esperarlo.
Las vacaciones terminan si es que no lo han hecho ya y todo lo que nos queda es ese recuerdo del momento en el que podíamos estar tirados sobre la cama mirando el techo, sin preocuparnos de nada (salvo respirar e ir al baño).
Y volvemos a lo de siempre, a las mismas calles recorridas una y otra vez, al mismo cielo, a las mismas casa, la mis ropa o el mismo uniforme, las mismas caras y lo mismo mismo.
Que tediosos suena ¿No?
Pues así es, nada que protestar, se viene y es inevitable.
Querámoslo o no, tendremos que volver a ese lugar detestable donde estudiamos o trabajamos y sentarnos cerca de esos malditos colegas/compañeros para mirarlos con la repetida cara de odio que ya se nos hará familiar otra vez.
“Pero no todo está perdido”, como diría aquella mamona canción de Jorge Drexler que se veía en los créditos de esa película. Habrá que sabe hacerse de energía, de buscar eso que nos estimula a caminar hasta la casa, de poder mirar esas mismas casas de mierda y pensar en algún detalle que nos salve de la monotonía.
¡No se dejen atrapar! Vamos lectores, que algo hay allá afuera, entre toda esa mugre que pasa una y otra vez como el fondo de las escenas de los Picapiedras que puede inspirarnos a levantar un poco la vista y resistir.
¡Resistan!
De eso se trata, porque por muy asquerosa que se vuelva la rutina, siempre habrá un grato momento de esparcimiento en el que podremos volver a las playas o donde cresta hayan ido y simplemente… disfrutar.
Enjoy!
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