Suena el despertador, el reloj marca las seis, apurado se levanta, es un día importante para todos menos para él.
Confundido y algo desorientado se dirige a la estación Baquedano, comienza su viaje.
Miradas angustiantes lo acechan, las percibe en el respiro de aire que se deshace, los problemas cotidianos del vivir se reflejan en las tristes caras ahogadas.
Por un momento pensó que solo quedara el recuerdo de tantos, iguales a nada. El ruido del operador lo despierta, se baja, sigue su camino de monotonía, su trayecto diario con la certeza de no ver mas esas almas errantes. Comienza así su día.
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