Siempre había escuchado las quejas sobre la desigualdad en Chile de forma atenta y estaba seguro que en muchso aspectos las supuesta "igualdad" era una gran farsa.
Ayer, esos planteamientos se volvieron, para mí, una realidad que fue tan cotidian que no me queda nada más que quejarme.
Todo comenzó cuando mi novia y yo nos dirigíamos, atrasados, a una reunión. Yo andaba medio despistado cosa que mezclada con mi nula orientación y mi confusión con las calles me llevó a pasarme la salida pertinente. Así que teníamos que devolvernos. Ayer, esos planteamientos se volvieron, para mí, una realidad que fue tan cotidian que no me queda nada más que quejarme.
Llegamos a un cruce con luz verde y yo, un tanto dubitativo pensé en realizar lo que mi padre llamaría una "maniobra distractiva". Miré a todos lados y me pregunté si era correcto dar una vuelta en "U", pero aún no me animaba. No había letreros, no había señales de que estuviera mal, o al menos, no del todo, y cuando el automovil que iba adelante -un flamante Audi color plateado- realizó la maniobra que yo no me atrevía a efectuar las dudas se me aclararon de golpe.
El único gran inconveniente: Un carabinero parado en la entrada de un edificio que observaba con postura marcial.
¿Me hará detenerme?¿Me sacará un parte?¿Estoy cagado?¿Tengo que seguir?¿Espero hasta el próximo cruce?
Entre tantas preguntas apelé por el instinto, tomando el volante y viendo que el auto de enfrente lo había logrado sin ser molestado, di la vuelta en "U" a lo que escucho un pito y a mi polola diciendo: "¡El paco te está tocando el pito!". Fuera de todo chiste de doble sentido (que de todas formas pasó por mi mente), no atiné a más que acelerar y perderme en el horizonte, rogando porque el "Señor Carabinero" no se haya memorizado la patente.
Llegamos a la runión, pero ahora que estoy de vuelta en mi casa, me he puesto a pensar que eso de la desigualdad es tan común como andar en la calle. No critico el hecho que me hayan tomado por infractor, pues supongo -creyendo no fallar- que los Carabineros conocen mucho más de las normas del tránsito que este humilde servidor, pero ¿Por qué a mí y no al otro? ¿No hubiese sido correcto "pitarnos" a los dos por la misma ofensa? ¿No eramos dos los que infringimos la ley? Y me pongo a pensar en las posibles razones.
Tal vez haya sido porque el otro tenía un auto más nuevo, grande, lujoso y limpio. O tal vez porque luego dobló para entrar en el mismo complejo que vigilaba el Carabinero y fue recibido por otros uniformados.
Entonces, la justicia no es tan justa como dicen, me queda más que claro. Resulta que la ley que primó ayer no fue la Ley del transito, sino más bien la Ley de los Poderosos que como suele suceder, se pasan por la raja a todos los demás y se ríen en nuestras caras y "tocándonos el pito" sin remordimiento. Literal y figuradamente.
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